V

De la construcción de las vías romanas a la invención del alcantarillado, de los sistemas de alumbrado a gas a las redes eléctricas de iluminación y conexión, del telégrafo y el teléfono a la televisión hasta llegar a las redes telemáticas y digitales, los sistemas electrónicos digitales de transmisión de datos e información y la lógica digital microprogramable, todo confluye al mismo fin de encarnar el LOGOS en el corazón del mundo y elevar la abstracción y la distracción a la máxima potencia posible. La RED no es más que la consecuencia de este impulso, la proyección de un código binario, la EXPRESIÓN de un LENGUAJE universal de mediación, superior al de la mera técnica, red lógica o lógica ramificada electrónica, proceso continuo de transformación de todas las relaciones en representaciones de relación.  El edificio que construye la razón programada y programable, discurso material enclavado en las cosas, implica la destrucción hasta los cimientos de la realidad psíquica y física, humana y no humana, la demolición de lo REAL y la aniquilación de la VIDA. Maniobra de distracción a escala planetaria que por primera vez en la historia ofrece la posibilidad a cualquiera, sujeto a unas categorías y etiquetas específicas, de ver y decir cualquier cosa, vehículo universal de obsesiones, delirios y opiniones, siempre y cuando el tiempo empleado no guarde proporción con las consecuencias reales, si las hay, que se deriven. Una nueva versión de cambiarlo todo para no cambiar nada, juego de manos que por un lado permite sin restricción, apología del libre acceso, y, por otro, excluye de todo control efectivo del rumbo de los acontecimientos. TODO, en teoría; NADA, en concreto. Mientras que la maquinaria puesta en marcha sí que actúa en el mundo, y de qué manera, a un ritmo frenético de borrar del mapa el más mínimo rastro de vida autónoma, natural e ilógica. La falta de conocimientos del nuevo lenguaje, la inadecuación del mundo de los hombres y del mundo natural a la nueva PALABRA revelada, se considera motivo de sospecha suficiente para cursar una orden de eliminación.